LITERATURA / EL GÁNGSTER DE OLABEAGA, DE JUAN INFANTE
A raíz de los asesinatos de la hija de un industrial francés y de un joven ingeniero, Tomás Garrincha, el gánster de Olabeaga, que se retrata a sí mismo— Mido un metro noventa, soy flaco, desgarbado, y dicen que cuando me enfado se me dibuja un cuchillo en la mirada. Tampoco es para tanto y, además, no me enfado con frecuencia. Eso sí, estoy gastado por la vida, como mis vaqueros. —, viejo conocido de su padre, el escritor y abogado Juan Infante, y de los lectores de este autor bilbaíno, se olvida de su retiro y se mete de nuevo en una trama criminal compitiendo con los ertzainas Sara Cohen, la policía judía — Enseguida se fijó en que no quitaba la vista de la bandera de Israel que tenía sobre la mesa y de una foto con sus dos hijos en Jerusalén junto al muro de las lamentaciones. —y Miguel Fabretti que, además, quieren echarle el guante: Para mí es evidente que la forma de actuar recuerda a otras acciones del gánster de Olabeaga: limpieza, rapidez y eficacia; disparos certeros, s